domingo, 5 de marzo de 2017

No creía en el tiempo ni en las eras

[...] Lejos falleció su recuerdo. Cerca, la arena muestra la luna. Como espejo ; veo mal y distorsiono sin cuidado el desierto inmenso que llama a gritos los ecos de aquellos que murieron con vida. Fiel mudo al silencio que cubría los días. La vida ida en su vía sin destino lo volvió, su eterno castigo. Entre el sediento poder, el hambre del placer, la ambición o ejercer; se cuestionaba la oscuridad que habita en ojos cerrados. Si fuera real , lo confirmo haciendo de la sed mas, que su necesidad. Entre el
sueño siempre se creyó dueño de sus pensamientos,` donde la ignorancia es la inocencia de su sabiduría. Se repetía mientras en ocasiones, enterraba sus recuerdos con malicia de que la fantasía de una utopía aun vivía.
Miro fijo al silencio.

Luego vi como se marcho, sin rumbo con otra cicatriz invisible; que ni lo compadecía. Logro esconderse en si mismo. Se levanto y nuevamente me observo caminando. Note que el proceso de palabra a acto, acoge la voluntad y la realidad con la misma situación. El silencio lo observo pero, solo se contradecía en su ira y apenas oscurecía.
De sueño a Pesadilla vio una flor en un jardín, no la recogió solo caminaba junto al silencio de su desierto, sus temores y de rodillas sufrió por su error. No lo entendía, lo sentía y perdió la fuerza de caminar. Quiso despertar, pero sus lagrimas no callaban y  lagunas se desbordaban.

Ahogado murió mas de 23 veces; pero respiro solo 12, entre la búsqueda perpetua de su excepción del siglo.

Al paso del tiempo cambio de vivir, cambio su manera y ya no creía en el tiempo ni en las eras. Solo era un continuo cuento atrapado en un cuerpo. Entre playas y asado de su desierto, despertó donde falleció su recuerdo. Ciclo sin fin; jamas recogió la flor del jardín, el silencio se volvió su ser. Escondió tanto su interior que ya no podía sentir, lucho y fracaso a favor del viento.
Se vistió como de costumbre, algo lúgubre y el mismo, se enterró junto a su recuerdo.

Negando olvidar lo infinito, por su convicción de visitar el silencio y expresar los momentos. Entre mares de los hombres; vio su reflejo de su espejo y falleció allí, cerca de la arena que mostraba su luna. Como espejo ; nunca camino distorsiono sin cuidado el desierto inmenso que llamo a gritos los ecos de aquellos que murieron con vida; permaneció fiel y mudo al silencio eternamente. Que cubría los días de la eternidad. La vida ida en su vía sin destino lo volvió, su eterno castigo. Dio nacimiento a su nuevo cuerpo; el cuenta cuentos.

 El sabio que se perdió en su propia sabiduría. Aquella que cubría sus días a favor del viento, relata en verbos su eterno cuerpo. Expresando en diferentes voces su alfabeto. Se extendió por todo el mundo y todos lo utilizan ignorando el recuerdo del eterno momento del cuenta cuentos.
La eternidad encarnada en un cuerpo... [...]

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