Fue en una tarde de aquellas donde un día vale doble. Drogue el instinto y sentado como acostumbro a diario, observe nubes entre el poco tiempo justificado. Sin inmensidad un día mas , "travesía" decía mi conciencia precipitada al mundo y aunque no soy profundo recuerdo cuando lo era.
Esa era donde ... era lo que casi no se recuerda. De ese modo y bastante cómodo sentado junto a mi instinto le dije por impulso "el mundo es tu enemigo." El Instinto permaneció en silencio mirándome fijamente. El tipo de silencio que emano el Instinto era un lenguaje de esencia y semítica. Cuando desperté, abrí los ojos y aquel asiento vació donde el instinto posaba su figura abstracta mantenía aquella esencia.
Todas las tardes cuando los días valen dobles. Drogo mi instinto y me siento a diario buscando en las nubes la inmensidad de un día. Pensé en esconder mi alma en la profundidad que se me fuese concedida.
Solo suspiros... de soledad creada por entender el todo.
En el camino solo se entiende; perdiéndolo todo.
Busque aquel concepto que cuando se lo proponía era la ironía de los impulsos dirigidos hacia actos planeados; distorsionando conciencias con experiencias creadas por impulso no por decisiones.
"Observemos pues..." dijo la Ironía a la Conciencia y al instinto. Me levante y exclame: "Noten que no señalo ni juzgo, Observen pues, que la humanidad una ves no fue tentación si no expresión." Pero cuando termine, desperté y por siempre me preguntare lo constante de aquellas tardes de esas cuando el día vale doble... Solo queda Caminar a otra tarde aunque ya sea demasiado tarde.
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